El pasado de 1 de septiembre quedamos a las 7:00 en la parada de bus de Villatobas para cargar las bicis y asistir a la I Marcha de Los Jabatos de Orusco de Tajuña.
Con una temperatura bastante baja para ser verano, nos subimos a las furgonetas para ir a este pueblo del suroeste de la Comunidad de Madrid.
El itinerario fue accidentado porque nos encontramos la carretera que une Villarrubia con Colmenar cortada. Todavía no se había solucionada el problema con la grieta que había surgido espontáneamente, impidiendo el trafico por esta vía. Esto nos retrasó, porque tuvimos que ir por Santa Cruz.
Llegamos a Orusco con el suficiente tiempo para poner a punto nuestras bicis y recoger los dorsales acreditativos de nuestra inscripción previa.
La temperatura no terminaba de remontar a niveles veraniegos. Todos los participantes hacíamos ejercicios para entrar en calor, además de los estiramientos para prevenir lesiones.
Esperando la señal de salida hacíamos conjeturas de por donde iría el trazado de la marcha. Los caminos que habíamos visto desde la carretera cuando llegábamos a Orusco eran muy empinados. Orusco es un pueblo enclavado en la Comarca de las Vegas con grandes desniveles, muy distinto a nuestra llanura manchega. Estábamos acojonados pos si era otra “encerrona”, como en la que nos metimos en Villaseca de la Sagra.
Dieron la salida y recorrido por las calles de Orusco. Este pueblo madrileño tiene unas calles tan empinadas como las de nuestro pueblo vecino Santa Cruz de la Zarza. Cuando salimos del pueblo la ruta transcurrió por las faldas de los cerros que rodean Orusco. Los caminos son muy estrechos y con la gran participación se producían embotellamientos cuando llegábamos a puntos con algo de dificultad. Hacia la vecina Carabaña de la Cruz, la ruta bajo a nivel del valle. Giramos a la derecha y encaramos una subida, de las de plato pequeño, que seleccionó al pelotón y a los Perdigones. Luis empezó a tener problemas con el cambio, el plato pequeño (o molinillo) no le entraba y tenía que bajarse de la Orbea para cambiar a mano.
En la subida, un participante desconocido, pregunto a Manolo si éramos de Villatobas y le conto que la madre de su mujer es de Villatobas. Pero la conversación duro poco. La demanda de aire que necesitas para subir condiciona seriamente las conversaciones.
Al llegar a la cima nos reagrupamos los Perdigones.
Preocupados por Luis, que nadie le había visto, reducimos la marcha para esperarlos ritmo muy lento llegamos al puesto de avituallamiento. Cuando estábamos reponiendo energía vimos llegar a Luis por el camino. A su llegada nos contó sus problemas con el cambio y nos enseño las manos negras de grasa por la manipulación de la cadena.
Nos informamos de cual iba a ser el relieve al que nos íbamos ha enfrentar en los 15 kilómetros que restaban hasta la meta.
Reanudamos la marcha todos los Perdigones juntos.
El camino era muy bonito: llano, entre bosques mediterráneos, muy parecido al entorno del Cebo.
El ambiente en el pelotón era muy bueno al ser una quedada y no haber competición, la gente iba muy relajada.
En uno de los senderos tuvimos que atravesar un pequeño majano en el que Manolo voló por encima del manillar de su bici. Después de este majano traicionero, la senda por la que continuamos estaba sembrada de piedras que había que ir sorteando.
Enseguida comenzamos a bajar hacia Orusco y comenzó la zona más técnica: sendas de medio metro de anchura donde se hacía imposible adelantar y el ritmo lo marcaba el que te precedía.
Llegamos a un antiguo y abandonado túnel en el que había un miembro de los Jabatos que te invitaba a pasar. Aconsejándote que: no existía peligro alguno, era llano y no necesitabas luces.
La visibilidad era cero (es lo que tienen los túneles en curva), el polvo que levantaban los que te precedían asfixiante. Pero como siempre la luz esta al final del túnel, que era el único punto de referencia que tenias después de recorrer la mitad del agujero negro de la ruta de Orusco.
Salimos del túnel y continuamos bajando.
Llegamos a las tapias del cementerio municipal de Orusco. Como pasa en todos los pueblos, el camposanto se encuentra un poco alejado del núcleo urbano, pero en este lugar se da una circunstancia muy peculiar. Entre el cementerio y el pueblo hay una cuesta que si algún finado resucitase, se le quitarían las ganas de volver a casa. Vaya repecho, durísimo; pero asfaltado. Cuesta de las de molinillo. Aquí es donde las piernas y los cambios te tienen que responder para bajar el desarrollo y no quedarte clavado.
Cuando entre al pueblo, como no había marcas, me equivoque en una esquina y me salí del recorrido. Menos mal que un lugareño desde el quicio de su puerta y sujetando la cortina con una mano me dijo: “…es por ahí hombre…”.
Retome la ruta y llegue a la meta donde espere cámara en mano al resto del jabardo.
Fueron llegando, y comentando lo bonita que les había resultado esta ruta. Aparcamos las bicis en una de las calles adyacentes a la plaza y sin perderlas de vista (porque se da circunstancia que en estos eventos hay amigos de lo ajeno y se dedican a llenar una furgoneta de bicis, y no de las baratas) nos dirigimos a los puestos donde la organización recompensaba nuestro esfuerzo con pasta y gachas. Y hay que reconocer que ni la buena pasta solo se come en Italia, ni las buenas gachas solo se comen en la Mancha. Eso sí, las mejores gachas las de mi madre. Faltaría más.
Nos comimos la pasta y las gachas, unos con vino y otros con Aquarius.
Con el propósito de volver el año que viene con alguno más de nuestros compañeros regresamos a Villatobas por donde habíamos ido.
Felicitar a Los Jabatos de Orusco por la mañana tan amena que nos organizaron.
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Guardando las bicis |
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Últimos retoques al casco |
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Y las gafas |
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Ya estoy listo |
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Y yo también |
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Aquí el colega lleva la cámara incorporada en el casco |
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Las banderitas indican que Orusco esta en fiestas |
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Dentro de 50 años esta grabación será como el NO-DO hoy |
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Que buen plano está sacando el fotógrafo |
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Frena el de delante, y hay que hechar pie a tierra |
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Luis bien posicionnado |
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Con ese interior gana posiciones |
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Muy tapado en el grupo |
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Bajando se va relajado |
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Saludo a mi familia, especialemente a mi niña |
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A por el de blanco |
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Dejando una estala de polvo |
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Al de amarillo se lo va a cepillar J. R. Madero |
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Posando, antes del adelantamiento |
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Vaya rampita |
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Y a Luis no le entra el "molinillo" |
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Llegando al avituallamiento |
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Esperando a Luis y colocando la badana |
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Estos ademas arregaldo el cambio |
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Liderando el grupo |
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Este simpático se cree que va a ganar a Manolo |
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El fuerte ritmo de los Perdigones estira el grupo |
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Con el dorsal un poco mal colocado |
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Por las estrechas sendas de Orusco |
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El agujero negro de Orusco |
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¿La luz estará al final? |
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Los jubilados simpre en el mejor sitio |
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Llega el 2º Perdigón |
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Objetivo cumplido |
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Y contento |
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Admirrados por la bonita equipación |
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¿Te has fijado que buena maquina lleva el muchaco? |
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Detras de la chicha esta Manolo |
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Apretón final y adelanto al de las muletas |
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Al de amarillo también le adelanto Manolo |
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Cuesta hasta la misma meta |
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Muy feliz al encontrarnos en la meta |
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En la cuesta del cementerio tubo que cambiar a mano |
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1º reponemos líquidos |
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2º reponemos el hidratos del carbono |
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O a la vez, comida y bebida |
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Y mas comida y mas bebida |
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Puches "coloras", mundialmente concidas como gachas manchegas |
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